miércoles, 1 de mayo de 2013

DIARIO DE STUD PARTE 2 by FACUNDO SOTO


Mirá cuando lo saque a pasear conmigo, quiero que me acompañe a eventos, a las presentaciones de mis libros, a cenar a la casa de mis viejos, le digo a Andrés un poco en broma y un poco en serio.



Camino por la calle con la bolsa y Stud adentro. Estoy emocionado. Quiero llegar a casa para inflarlo. Tengo que hacer tiempo en un bar para ver una obra de teatro que tengo que reseñar para el diario.

Apoyo la bolsa en el piso para atarme los cordones. Tengo miedo que alguien pase y me la robe. Dejo las zapatillas como están y sigo caminando, apretando la bolsa.

Entro al Palacio de la pizza y me siento en una mesa cerca del baño. Tengo ganas de desenfundar a Stud. Conocerlo. Tocarlo. Inflarlo. Abrazarlo.

19.47 Todavía falta más de una hora para que empiece la obra de teatro y pienso que, quizás, después cuando llegue a casa me sienta cansado y no me den ganas de inflarlo. ¿Qué cara pondrá cuando Stud me vea?

Me di cuenta que hay mucha gente que tiene muñecos. Cuando busqué en Internet, algunos aparecían un día y al otro estaban vendidos. ¿Por qué nadie dice que tiene un muñeco inflable en su casa? Pienso en cuánta gente tiene, en su mesita de luz, una botella de Coca Cola para otros propósitos y cuántos debutaron con su mascota; pero seguro que si me ven con Stud se horrorizan. Y ni hablar de las separadas que usan pepinos y berenjenas.

En el colectivo agarro el celular y escribo “Estoy por llegar a casa. Lo primero que haga, será inflar a Stud y después sacarme una foto con él”. Pero no le mando el mansaje a nadie.

Me faltan dos cuadras para llegar a mi casa.

No puedo creer que tenga a Stud adentro de una caja, en casa. La abro. Soy cuidadoso y para no hacer cagadas leo las instrucciones. Están en inglés, español, italiano y portugués. Busco en el garaje el inflador de la bicy, pero cuando estoy con el muñeco aplanado en la cama y el inflador al lado, prefiero inflarlo con la boca. El muñeco crece enseguida y toma el tamaño de una persona. Lo miro. Me impresiona la mirada que tiene. Es muy real. Me mira. Lo abrazo y lo beso. Se me para. Busco crema y me la unto. El líquido transparente hace que la pija me brille. La de Stud me parece linda; pero su cara es lo que más me gusta. Me impacta que sea tan real. La válvula de seguridad que tiene atrás me da la pauta de que es virgen. Entonces, contento, la destapo con la uña, como dicen las instrucciones.


Lo pongo boca abajo y con la mano ayudo que mi pija entre en el culo de Stud. Giro su cabeza para que me mire. Me quedo impactado con sus ojos. Le paso la lengua por la cara. Lo empujo para que pase su boca por mis pezones, me ilusiono con que me los está chupando. Stud recorre mi pecho mientras le acaricio la espalda. Y ahora sí, estoy dispuesto a cogerlo. Otra vez agarro la pija y se la empiezo a meter, despacio, como si fuese el culo de un humano. Siento como se va abriendo mientras se la pongo. Por el gel se desliza y entra sola. La sensación de abrir algo es genial. Se la meto toda, hasta el fondo. Lo abrazo. Lo suelto. Mis movimientos son tan libres, que creo no haber estado nunca así con nadie. Me muevo a mi antojo y siento un estado que podría llamar: felicidad.
Lo doy vuelta y lo penetro boca arriba. La pija grande y gorda de Stud me provoca. Pongo sus piernas sobre mis hombros y se las beso. El plástico no me hace mal, no corta. Le doy un golpe en la espalda y su pija salta hasta mi cara. Me la meto en la boca. La chupo como a un helado, trato de recuperar el olor que tienen las pijas. No dejo de sorprenderme por la sensación real que tengo al estar adentro suyo.

Lo pongo de costado y me muevo. No paro de moverme. Cada vez más rápido. Lo agarro de la cintura y lo muevo hasta que siento cómo la pija se me hincha. Se me pone como un volcán y tomo aire. Respiro. Me calmo. Dejo de mirarlo porque sino acabo.

Ya siento que Stud me quiere. Recorro su cuerpo con la mano hasta llegar a los pies. Lo agarro de las piernas, y otra vez frente de mí, lo vuelvo a penetrar. Me muevo como si quisiera pasar a otro mundo. Siento cómo se dilata su culo aterciopelado, enmantecado, jugoso, caliente y misterioso. No es simplemente un agujero, hay algo ahí adentro: un secreto. Su culo saca leche me hace acabar. Quedo tirado en la cama mirando el techo. Feliz.
Me levanto y está de pie frente a las camisas que tengo colgadas de un perchero. Lo miro como me mira. Ahora tiene los brazos como un robot y la pija no deja de apuntarme, como si quisiera seguir jugando. Apago el aire y busco publicidades en YouTube. Cuando aparecen las imágenes apoyo el I Pad en el cubo de cuero ecológico que está al lado de la cama, como mesita de luz, y subo el volumen. Me duermo escuchando a Miles Davis y a la tormenta que se desencadena afuera.

continuará en junio

No hay comentarios:

Publicar un comentario